El
término Ciclo Biogeoquímico deriva del movimiento cíclico de
los elementos que forman los organismos biológicos (bio) y el ambiente
geológico (geo) e interviene un cambio químico. Gracias a los ciclos
biogeoquímicos, los elementos se encuentran disponibles para ser usados una y
otra vez por otros organismos; sin estos ciclos los seres vivos se extinguirían
por esto son muy importantes. Estos son procesos naturales que reciclan elementos
en diferentes formas químicas desde el medio ambiente hacia los organismos, y
luego a la inversa. Agua, carbono, oxígeno, nitrógeno, fósforo y otros
elementos recorren estos ciclos, conectando los componentes vivos y no vivos de
la Tierra.
La tierra es
un sistema cerrado donde no entra ni sale materia. Las sustancias utilizadas
por los organismos no se "pierden" aunque pueden llegar a sitios
donde resultan inaccesibles para los organismos por un largo período. Sin
embargo, casi siempre la materia se reutiliza y a menudo circula varias veces,
tanto dentro de los ecosistemas como fuera de ellos.
Existen varios tipos de ciclos biogeoquímicos como el del fósforo y del
azufre que son de tipo sedimentario (los nutrientes circulan principalmente en
la corteza terrestre) y del carbono, nitrógeno y oxígeno que son de tipo
gaseoso (los nutrientes circulan principalmente entre la atmósfera y los
organismos vivos). Para el caso particular del ciclo del agua o hidrológico,
esta circula entre el océano, la atmósfera, la tierra y los organismos vivos;
este ciclo además distribuye el calor solar sobre la superficie del planeta.
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